La Civilización Babilónica: Religión, Artes y Ciencia

Los babilonios adaptaron el legado sumerio para adecuarlo a su propia cultura. La civilización babilónica experimentó pocos cambios durante sus 1200 años de historia, y su influencia se dejó sentir en los países vecinos, como el reino de Asiria, que adoptó la cultura babilónica casi por entero.

Gracias a las excavaciones disponemos de una importante colección de obras literarias babilónicas. Una de las más importantes, y también de las más conocidas, es la colección de leyes denominada “Código de Hammurabi”, que, junto con otros documentos y cartas, proporcionan un amplio espectro de la estructura social y económica del imperio babilónico.

La civilización babilónica, heredera de la cultura sumeria, estaba compuesta por doce ciudades principales, con pueblos y aldeas a su alrededor.

  • Babilonia: Era la ciudad más prominente y famosa, hogar de templos monumentales, zigurats y palacios. Babilonia no solo era el centro administrativo del imperio, sino también el corazón religioso, donde se rendía culto al dios Marduk, el protector de la ciudad.
  • Nippur: Otra ciudad de gran importancia religiosa, ya que allí se encontraba el templo de Enlil, uno de los dioses más venerados en la mitología mesopotámica.
  • Ur: Famosa por su antigua zigurát y su relevancia en la historia de Mesopotamia, esta ciudad tenía un papel central tanto en la época sumeria como en la babilónica.
  • Eridu: Considerada una de las ciudades más antiguas del mundo, era un importante centro religioso dedicado al dios Enki, deidad de las aguas y la sabiduría.
  • Lagash: Fue un próspero centro comercial y agrícola, conocido por su influencia en la política y su rivalidad con otras ciudades estado mesopotámicas.

Cada ciudad principal de Babilonia funcionaba casi como un estado independiente, pero todas estaban bajo la autoridad suprema del rey de Babilonia. Estas ciudades tenían su propio gobierno local, con líderes que actuaban como administradores y sacerdotes que supervisaban los templos. Este sistema se heredó de los sumerios, pero los babilonios lo refinaron y fortalecieron con una administración más centralizada.

El rey babilónico tenía un control absoluto sobre el imperio, siendo no solo el líder político, sino también el representante de los dioses en la Tierra. La interconexión entre lo religioso y lo político era fundamental en la civilización babilónica. Los zigurats, las imponentes estructuras escalonadas, no solo servían como templos, sino también como símbolos del poder divino de los reyes.

Religión en Babilonia y Mesopotamia

La religión en Mesopotamia, y particularmente en Babilonia, fue una de las más influyentes y complejas de la antigüedad. Muchas de las creencias religiosas de los pueblos antiguos tuvieron su origen en esta región, considerada la cuna de la civilización. En el corazón de sus creencias estaba la convicción de que los astros y los planetas no solo influían en la vida humana, sino que también eran vistos como seres superiores, dotados de una naturaleza divina. Esta cosmovisión influyó profundamente en la cultura, la política y la vida cotidiana de los babilonios y otros pueblos mesopotámicos.

El papel de los astros y los dioses planetarios

Los antiguos mesopotámicos veían los cuerpos celestes, como las estrellas y planetas, como manifestaciones físicas de deidades poderosas. Entre los dioses más venerados estaban aquellos asociados con los planetas, que eran considerados entidades divinas que influían en el destino de los hombres. En particular, los cinco planetas visibles a simple vista fueron de gran importancia en el panteón babilónico:

  • Marduk, dios de Júpiter, era la deidad principal de Babilonia. Marduk, conocido como el dios del trueno y la tormenta, fue una figura central en la mitología babilónica, considerado el protector de la ciudad y el dios supremo del panteón. Su ascenso al poder estuvo vinculado a la consolidación de Babilonia como una gran ciudad.
  • Ishtar, diosa del planeta Venus, representaba tanto la guerra como el amor. Este dualismo la hacía una de las diosas más complejas y veneradas. Ishtar no solo era adorada en Babilonia, sino también en otras partes de Mesopotamia bajo distintos nombres, como Inanna en Sumeria. Su influencia no solo abarcaba el ámbito de la pasión y el conflicto, sino también la fertilidad y la sexualidad.

La relación entre los dioses y los reyes

En la antigua Babilonia, los reyes eran vistos no solo como gobernantes terrenales, sino como intermediarios entre los dioses y los hombres. Toda hazaña bélica, conquista o decisión política era llevada a cabo en nombre de los dioses. Los reyes se presentaban como elegidos por las deidades, y las victorias militares eran interpretadas como señales de favor divino.

El rey Hammurabi, por ejemplo, que unificó gran parte de Mesopotamia, se presentó como el ejecutor de la voluntad de Marduk. Sus famosas leyes, contenidas en el Código de Hammurabi, fueron proclamadas como dadas directamente por el dios. Este vínculo entre religión y política fortalecía la posición del rey, consolidando su poder como representante de los dioses en la Tierra.

La naturaleza de los dioses: seres terribles y vengativos

Los dioses mesopotámicos, aunque protectores de los pueblos que los veneraban, también eran percibidos como seres terribles y vengativos. Las tormentas, plagas o sequías eran vistas como castigos divinos enviados por dioses insatisfechos o enojados. Esta percepción obligaba a los habitantes de Mesopotamia a realizar numerosos rituales y sacrificios para apaciguar a sus dioses y evitar su ira.

Los templos, conocidos como zigurats, eran los centros religiosos más importantes, donde los sacerdotes realizaban ofrendas y ceremonias para honrar a las deidades y buscar su protección. Estos monumentos eran grandiosas estructuras escalonadas que representaban una conexión entre el cielo y la Tierra, el lugar donde los dioses descendían para estar en contacto con la humanidad.

Inicialmente, las deidades mesopotámicas eran representadas a menudo por figuras animales o mixtas, como criaturas con cuerpos de animales y cabezas humanas o viceversa. Estas figuras reflejaban tanto el poder como la naturaleza enigmática y sobrehumana de los dioses. Con el tiempo, en la época babilónica, las representaciones de los dioses evolucionaron hacia formas más humanas, un reflejo de la creciente complejidad de la religión y la cultura babilónica.

  • Los dioses benevolentes, como Marduk o Ishtar, adquirieron formas humanas idealizadas, representando su cercanía con los humanos.
  • Por otro lado, las deidades hostiles o asociadas con fuerzas destructivas a menudo mantenían formas híbridas, con cabezas o cuerpos de animales, simbolizando su naturaleza impredecible y peligrosa.

Un ejemplo clave de esta dualidad es la representación del dios Tiamat, una deidad del caos, que era representado como un dragón o una serpiente gigante. Su derrota a manos de Marduk en la mitología babilónica simboliza el triunfo del orden sobre el caos.

Tiamat: La Diosa Dragón de la Mitología Mesopotámica

Arquitectura

En los monumentos babilónicos predominaban las líneas rectas. Eran construcciones sólidas donde el ladrillo caracterizó la arquitectura de babilonia. Estos se unían entre sí con mortero y arcilla o cal y a veces con betún. El ladrillo, que tenía el sello del rey que ordenaba la construcción, no aseguró a los templos y palacios de babilonia la duración que tuvieron otras construcciones en piedra, como por ejemplo en Egipto.

Los templos, de origen sumerio y que sirvieron de modelo a los demás pueblos mesopotámicos, tenían la forma de altas torres escalonadas, y eran conocidos como zigurats. Partiendo de una planta cuadrada, compuesta de varios pisos, cada uno más pequeño que el inferior, culminaba en una plataforma donde se hallaba el santuario y el altar de la divinidad.

La Escritura

Las instituciones legales, administrativas y económicas de Babilonia utilizaban el sistema de escritura cuneiforme desarrollada por los sumerios. Para instruir a sus escribas y demás funcionarios, adoptaron el sistema sumerio. El plan de estudio se basaba en copiar y memorizar libros de textos y diccionarios sumerio-babilónicos, epopeyas, himnos, así como tablas matemáticas y problemas.

Las inscripciones más antiguas se encuentran en piedra, aunque son muy escasas en la zona de Babilonia. Los primeros hallazgos datan del año 3600 años a.C. Hacia el 3200 aparece la tabla de arcilla. Con este dócil material el escriba mantenía registros, redactaba contratos y documentos oficiales, escribía propiedades, sentencias y ventas. Una vez concluido el escrito, el escriba cocía la tabla de arcilla al fuego y la convertía en un manuscrito duradero.

Medicina, astrología, astrología y matemáticas

El conocimiento científico corrió a cargo de los sacerdotes, razón por la que la ciencia estuvo estrechamente vinculada a la religión.

Sin embargo sería la astronomía la ciencia que más atrajo a los babilonios, ya que para esta civilización, la relación existente entre el curso de los astros y el destino de los hombres, constituía una certeza irrefutable. Los babilonios fueron los primeros en hacer cartas astronómicas, en distinguir los planetas de las estrellas, y en determinar los doce signos del zodiaco. Dividieron el año en doce meses lunares –seis de treinta días y seis de veintinueve–. Para evitar las diferencias entre ese calendario y las estaciones, agregaron un mes suplementario. Nuestra civilización es heredera de los babilonios en la división de los meses en semanas.

Las matemáticas también experimentaron un gran auge. El sistema de pesas y medidas de los babilonios era sexagesimal. Este sistema fue adoptado en toda el Asia y se extendió posteriormente hacia las culturas mediterráneas.

Fernando

Fernando

Me llamo Fernando Espejel y soy doctor en Estudios del Mundo Antiguo por la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad Complutense de Madrid. Me apasiona todo lo relacionado con la arqueología del Próximo Oriente y he participado en diversos congresos nacionales e internacionales.