Hatra, la capital del Imperio Parto

La antigua ciudad de Hatra fue durante unos años capital del reino parto. Vivió sus años de máximo esplendor en los comienzos del I milenio gracias al comercio caravanero. Nombrada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en el siglo XX, sufrió la destrucción del DAESH a comienzos de siglo. ¡Entra y conoce más sobre Hatra!

La antigua ciudad de Hatra

Hatra es junto a Babilonia, Ctsifonte, Palmira o Persépolis una de las joyas arqueológicas del Próximo Oriente, cuyas ruinas son más espectaculares. Por ella pasaron personajes tan importantes como Trajano o Septimio Severo, pero si quieres conocer más, aquí te contamos todas las claves de la ciudad perdida del Imperio Parto.

Hatra fue la capital del antiguo reino parto durante varios años. Las ruinas de la ciudad, con una arquitectura típica de la civilización parta, fueron nombradas en 1985 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, sin embargo, los avatares sufridos por Irak a comienzos del siglo XXI hicieron mella en ella, incluso fue destrozada por miembros del ISIS cuando este grupo terrorista se hizo con el control de la zona.

¿Dónde estaba la ciudad de Hatra?

La ciudad de Hatra se encuentra en Irak, a unos 110 km al suroeste de Mosul y a 290 al noroeste de Bagdad, una zona que en su día se mantuvo bajo control del DAESH  y en la que hoy en día Irak ha recuperado su soberanía. La zona es prácticamente desértica, por lo que a los antiguos les costaba entender como allí pudo desarrollarse tal ciudad. Sin embargo, hoy sabemos que es el único lugar de la región en el que se puede acceder a un recurso fundamental como el agua. Además, se trata de un lugar estratégico, pues se encuentra en una meseta a unos 3 km del wadi Tharthar.

El descubrimiento de la ciudad de Hatra

A pesar que había sido una ciudad importante en la antigüedad, y que el propio oficial e historiador romano, Amiano Marcelino le dedicara una pequeña referencia en el año 363, el recuerdo de la espléndida ciudad abandonada de Hatra se perdió con el tiempo. Hubo que redescubrirla.

El primer europeo del que tenemos constancia que visitó las ruinas de Hatra fue H. J. Ross, un comerciante británico, amigo de A. H. Layard, que residía en Mosul y que publicó unas notas sobre los restos que allí encontró. El propio Layard visitaría poco después el yacimiento, pero no sería hasta comienzos del XX cuando Walter Andrae, durante breves períodos mientras trabajaba en Assur, pusiera en marcha la primera excavación arqueológica en Hatra. Andrae, a pesar de haber trabajado en yacimientos tan impresionantes como Babilonia o Assur quedó impresionado con Hatra, de quien dijo que «parecía sepultada bajo toneladas de luz».

Posteriormente, ya a mediados del siglo XX, la Dirección de Antigüedades de Irak desarrolló en Hatra uno de sus proyectos de excavación y restauración más estable, que se extendió hasta los conflictos bélicos y demás desgracias que ha sufrido Irak desde finales del XX.

Hay que mencionar que el trabajo de restauración de los iraquíes en Hatra fue de una excepcional calidad.

El reino árabe de Hatra

Con frecuencia se ha interpretado erróneamente Hatra como una ciudad caravanera al estilo de otras conocidas como Petra o Palmira, pero hay quien piensa que, a juzgar por los numerosos templos que se encontraron en ella, se trataría de una ciudad sagrada.

Aunque es posible que en la zona hubiese existido un antiguo asentamiento asirio, Hatra surgió de forma tardía, posiblemente en el siglo III a. C., y rápidamente se convirtió en capital del pequeño reino árabe de Araba. Y decimos posiblemente, porque no tenemos información de la fundación de la ciudad. Situada en medio del desierto, entre el imperio romano y parto, las primeras informaciones que tenemos de ella provienen son del ataque romano a la ciudad a comienzos del siglo II d. C. Un asedio que fue narrado por el historiador Dion Casio en su obra «Historia de Roma».

A finales del siglo II, Hatra volvió a ser asediada por el ejército romano y, nuevamente, volvió a repeler el ataque, por lo que muchos historiadores dudan que Hatra fuese conquistada alguna vez por Roma.

Hatra, capital del reino parto

Hatra, debido a su situación geográfica estratégica y su importancia económica los partos no dudaron en instalar en ella su capital. El reino parto fue el resultado del aumento de poder de un pueblo nómada de las estepas de Asia que en el siglo III a. C. llegó a dominar buena parte de Irán y de Asia central.

Tras la caída de los seleúcidas no tardaría en llegar el enfrentamiento entre Roma y el Imperio Parto, que por aquel entonces tenía su frontera occidental en el Éufrates. Entre estos dos imperios se mantenían pequeños reinos árabes como Petra, Palmira o la propia Hatra que controlaban el comercio hasta las regiones bajo control romano.

Roma fue atacada en dos ocasiones por Roma en el siglo II d. C., pero en ambas los romanos, comandados por Trajano y por Septimio Severo, fracasaron en su intento de tomar la ciudad. Es posible que posteriormente los romano consiguieran llegar a controlar la ciudad pero por un breve período de tiempo.

Las ruinas de Hatra en Irak

Las ruinas de Hatra son el mejor ejemplo conservado de una antigua ciudad parta. Los restos que se pueden contemplar hoy en día son los de la ciudad entre los siglos I a. C. y II d. C.

Ruinas de Hatra

Tenía una planta circular y estaba rodeada por un foso concéntrico y una doble muralla de casi 2 km de diámetro con torres y bastiones intercalados. La muralla cercaba una superficie de 160 ha y en su interior los edificios más numerosos fueron los edificios sagrados, los cuales ocupaban una superficie de más de 1 ha. y muchos de ellos estaban rodeados por un temenos.

El templo principal era el conocido como «Gran Templo de Hatra», formado por bóvedas y columnas de más de 30 m. de altura.

Hasta antes de la Guerra Civil que azota a Siria sus ruinas fascinaban a todos los visitantes por la gran cantidad de edificios que se mantenían en pie.

Los templos de Hatra

Los templos de Hatra tenían como característica común que el acceso a ellos se realizaba mediante una escalera tallada en la roca, además, la gran mayoría poseían iwan.

A grandes rasgos podemos diferenciar dos tipos de templos: santuarios de influencia griega y santuarios de influencia oriental.

  • Los templos de influencia griega conservados son dos. Un templo períptero que se levanta sobre un podio y esta rodeado por columnas dóricas en su exterior y jónicas en el interior. El otro templo de tradición griega es el conocido como templo de Shahiru. Consta de pronaos de columnas jónicas y frontón, aunque su arquitectura muestra una clara influencia parta.
  • Los templos orientales son más numerosos, con una planta que suele ser uniforme y que recuerda a los viejos prototipos babilónicos. Se caracterizan por la presencia de una sala rectangular decorada con escenas de banquetes sagrados y al fondo del templo una pequeña cella. Generalmente estos templos suelen tener otras estancias más pequeñas que serían destinadas a lugares de almacenamiento.

Las inscripciones

En Hatra, la misión alemana encontró varias inscripciones con un texto corto -las más extensas no tienen más de 13 líneas, realizadas en piedra, que fueron publicadas en 1912. Años después, las excavaciones de la Dirección de Antigüedades de Irak sacó a la luz más de un centenar de ellas que permiten apreciar que en Hatra se hablaba un dialecto de arameo particular con ciertas afinidades con el siriaco.

En total, se han encontrado más de 500 inscripciones procedentes del yacimiento de Hatra que nos hablan de la vida y las creencias de sus habitantes y del significado de algunos de los edificios que construyeron. Estos textos han sido fechados en su mayoría entre los siglos II y III d. C., aunque el más antiguo de todos data del 98 d. C.

Con los emperadores severo Alejandro y Gordinao III también se redactaron algunas inscripciones en latín.

Las esculturas

En Hatra se encontraron un importante número de esculturas votivas que indican que en la ciudad convivieron diferentes corrientes artísticas al mismo tiempo, algo similar a lo que sucedería en Dura-Europos y Palmira.

Se trata de esculturas votivas, de dioses e incluso de carácter civil. Estas obras de arte se encontraban en diferentes zonas de la ciudad o en los numerosos templos que poseía la antigua Hatra. La ejecución de las esculturas estaba muy cuidada, con ricos vestidos y joyas que estaban realizadas para ser contempladas de frente.

En las estatuas se aprecia un claro influjo griego. Uno de los mejores ejemplos es una escultura que probablemente represente a Nergal en la que el personaje aparece representado con un dios dorio, con clava, la piel del león de Nemea y desnudo.

Los dioses de Hatra

A pesar de su importancia comercial, Hatra fue, sobre todo, una ciudad sagrada. En ella se levantaron 13 templos algunos de ellos de grandes dimensiones.

Antes de la llegada de los romanos parece que el principal dios de Hatra era el dios sol, Shamash, aunque también hay constancia de otros dioses a los que se rindió culto. Tal es el caso de la tríada preislámica: Allat, Al-Ugza y Manat, que aparece mencionada en el Corán.

Nergal, el dios del inframundo por excelencia en Mesopotamia también debió contar con fieles y aparece representado en un relieve junto a un perro de tres cabezas. También se rendiría culto a la diosa Nanaz y al dios local Samya, representado por un águila y que era el símbolo de realeza de la ciudad.

La imagen más importante de un dios encontrada en Hatra es la de Bel. Este dios, el creador del mundo y los hombre para sus fieles, contaba con un gran santuario de él se encontró una estatua de gran calidad artística y tamaño considerable. En ella, Bel aparece con una larga barba típica del arte asirio y una armadura griega. Sobre el pecho tiene grabado un símbolo que representa al dios Shamash y aparece flanqueado por dos águilas propias de la tradición local. Por si fuera poco, en el centro aparece una cabeza de Medusa, lo que supone un claro ejemplo de sincretismo religioso.

La destrucción de Hatra por el ISIS

Todo el mundo se llevó las manos a la cabeza cuando hace unos años los terroristas del ISIS causaron innumerables daños en varios museos y ciudades del norte de Irak, entre ellas Hatra, y destruyeron importantes objetos arqueológicos pertenecientes al patrimonio mundial.

Sin embargo, la destrucción de la ciudad de Hatra había comenzado tiempo antes. Los bombardeos de la Guerra del Golfo de 1991 afectaron a varios monumentos y en los años posteriores se produjo un saqueo, no solo de Hatra, sino de centenares de yacimientos arqueológicos, para la obtención de piezas que eran vendidas en el mercado occidental de antigüedades.

Por si fuera poco, la invasión de Irak en 2003 volvió a provocar destrozos y nuevos saqueos en la ciudad de Hatra.