Historia de Babilonia

No sabemos nada de las primeras etapas de la historia de Babilonia. la ciudad pasó por varias etapas, aunque su época doraba llegaría en el I milenio a. C. con la dinastía caldea.

Los momentos más antiguos de la historia de Babilonia

A pesar de la monumentalidad de sus restos y lo meticuloso del trabajo de los alemanes, Babilonia apenas ha aportado material epigráfico que permita reconstruir su historia. No sabemos nada de la historia de Babilonia en sus épocas más antiguas. Tenemos una mención a la ciudad en un texto de Sharkalisharri, el último rey acadio, allá por los años 2217-2193 a. C. Por lo tanto, sabemos que en la segunda mitad del III milenio a. C. ya existía, pero poco más. Hemos de suponer que si no sabemos nada de ella es porque no debió tener gran relevancia hasta unos siglos después, cuando llegó al trono Hammurabi.

Gracias a varios textos acadios y babilonios sabemos que Babilonia tuvo 10 dinastías de reyes y su desarrollo puede dividirse en varias fases, aunque se trata de divisiones artificiales entre las que no existe unanimidad entre los especialistas.

Fase Paleobabilónica

A comienzos del III milenio a. C., varias ciudades-estado se disputaban  la supremacía de Mesopotamia: Larsa, Eshnunna, Isin, Assur y Babilonia. A esta última llegó al poder Sumu-abun en el 1894 a. C. sin que se sepa muy bien cómo pudo hacerse con el control de la ciudad. Desde finales del III milenio a. C. aparecieron en la escena del Próximo Oriente las tribus amorreas o amoritas. Pastores nómadas con una lengua semítica noroccidental. Los amoritas aprovecharon el vacío de poder dejado por la caída de la III Dinastía de Ur para asentarse en la llanura aluvial mesopotámica y hacerse con el control, a comienzos del II milenio a. C., de Mari, Alepo, Uruk, Larsa o Babilonia. Con la llegada de Sumu-abum y sus 4 sucesores, Babilonia pasó de ser una pequeña ciudad sin ningún papel relevante a una potencia mesopotámica solo comparable con Mari.

Hammurabi

Pero Babilonia llegaría a su apogeo con el sexto monarca amorreo, Hammurabi. Conocido por la promulgación del famoso código de leyes que la historiografía le ha atribuido su nombre, el Código de Hammurabi. Pero en sus 42 años de reinado, entre 1795 y 1750, Hammurabi se muestra como el prototipo de rey amorita conquistador. Amplió y unificó sus dominios, creando un imperio a imitación del de los grandes reyes acadios y de la III Dinastía de Ur. Para ello, combatió y eliminó a monarquías más poderosas que las de Babilonia como Eshnunna, Mari, Assur o Larsa. Fue un proceso largo y complejo durante el que extendió su dominio por el Tigris y Éufrates hasta el Habur, un territorio que llegó a abarcar 26 ciudades. Incluso, Hammurabi en varias inscripciones llegó a utilizar los títulos de «Rey de las Cuatro Regiones» y «Rey de Sumer y Acad».

Para el correcto funcionamiento de este vasto territorio llevó a cabo una obra centralizadora con el control de las 2 grandes arterias fluviales: El Tigris y el Éufrates, para asegurarse el acceso y control de los recursos naturales; eliminó estructuras anacrónicas propias de las ciudades-estado anteriores; implantó una burocracia compleja, el acadio como idioma oficial y el culto a Marduk. Pero sobre todo, el reinado de Hammurabi en Babilonia es conocido por la promulgación de importantes medidas legislativas que fueron recogidas en su famoso código.

Con el sucesor de Hammurabi, Samsu-iluna, se empezó a notar en babilonia la presión de los casitas. Esto fue aprovechado por ciudades vecinas como Uruk o Ur para declarar su independencia. Las referencias más antiguas a los casitas en textos cuneiformes datan del siglo XVIII a. C.

La situación de Babilonia se agravó con los sucesores de Samsu-iluna, la incursión casita se agudizó. Pero es que en el año 1595 a. C. el rey hitita, Mursili I, tomó Babilonia, expulsó al rey legítimo y a los amorreos, saqueó la ciudad llevándose las estatuas de Marduk y su esposa Zarpanitu, y se volvió a Hatti, dejando un vacío de poder en Babilonia.

La Babilonia Casita

Rápidamente el poder fue tomado por una nueva etnia de origen desconocido, los casitas. Es muy posible que fuesen originarios de los Zagros y se mantuvieron en el poder durante varios siglos, consecuencia de la estabilidad política que se vivió entre los siglos XIV y XII a. C., asumiendo la cultura tradicional de Babilonia Su lengua no tiene parentesco con otras del Próximo Oriente y el resto de potencia orientales: hititas, egipcios o asirios conocían Babilonia como la «tierra de Karduniash».

El principal problema que tenemos a la hora de reconstruir la historia de la Babilonia casita es la falta de documentación. Contamos con los textos procedentes del archivo de El-Amarna y de Nippur, además de un tipo de documento característico de los casitas, los kudurru. Estos son pequeñas estelas de piedra con una inscripción y decoradas.

Pero la información que no nos dan los textos sobre Babilonia, nos la da la arqueología. Sabemos que la fundación de ciudades o la construcción de templos era una prerrogativa real. El mejor ejemplo de ello lo encontramos en la fundación de una nueva capital, Dur-Kurigalzu, a unos 100 km de Babilonia en la actual Aqar Quf, obra de Kurigalzu I hacia el 1380 a. C. Por los textos de El Amarna podemos suponer que la Babilonia de los casitas debió ser una de las grandes potencias de Oriente Próximo durante la segunda mitad del II milenio junto a Egipto, Hatti, Mitanni y Asiria.

La nueva capital casita se convirtió en el centro administrativo y en ella sobresalen 2 estructuras: el palacio y el zigurat. El palacio, que solo se excavó parcialmente, tiene 9 ha de extensión, con las salas del primer piso cubiertas con bóvedas y con un pórtico decorado con imágenes de una procesión. El zigurat de Dur Kurigalzu es el mejor conservado de Mesopotamia y en su origen tendría  3 pisos de 20, 15 y 12 m. de altura respectivamente.

El último siglo de la dinastía casita en el poder estuvo marcado por la injerencia asiria en Babilonia y los ataques de los elamitas, quienes finalmente pusieron fin a la dinastía, se llevaron la estatua de Marduk e hicieron prisionero en Susa al último rey babilonio.

La Segunda dinastía de Isin y Babilonia

Tras la caída de los casitas en Babilonia gobernaron varios reyes originarios de la cercana ciudad de Isin. A esta dinastía de Isin se la conoce como la «Segunda» para diferenciarla de la heredera de los reyes de Ur que había gobernado unos siglos antes.

Con la llegada al trono de Nabucodonosor I la época de declive de Babilonia llego a su fin. El nuevo monarca derrotó a los elamitas y trajo de vuelta la estatua de Marduk, lo que dio lugar a la redacción de nuevos himnos y epopeyas para celebrarlo. Sin embargo, esta prosperidad duró poco.

La debilidad de los sucesores de Nabucodonosor I y la amenaza de los arameos, pueblo nómada llegado del oeste que se dedicó al saqueo y pillaje de las ciudades más prósperas sumió a Babilonia en el caos.

Babilonia y Asiria

Las relaciones entre Asiria y Babilonia en los primeros años del I milenio a. C. se basaron en la amistad, la ayuda ante problemas internos y en estrategias matrimoniales que pretendían estrechar lazos entre la realeza de ambos territorios. Pero esta época de buenas relaciones cambió de repente en el 814 a. C., cuando Shamshi-Adad V decidió actuar en Babilonia y deportó a los reyes babilonios a Assur.

Esto fue aprovechado por una tribu aramea, los caldeos, para hacerse con el poder en Babilonia, aunque rindiendo tributo a Asiria. Un siglo y medio después, con Asarhadon en el trono asirio, ordenó la reconstrucción de Babilonia, pero al morir Asarhadon repartió su reino entre sus dos hijos. A uno le dejó Asiria y a otro Babilonia. Ante el descontento del nuevo rey babilonio se inició un enfrentamiento con Asiria que terminó con la victoria del rey asirio Assurbanipal.

La Babilonia caldea

Los caldeos son una población mal conocida de la que no se conoce su origen. Por los textos parece deducirse que se trata de unas tribus agrupadas en «casas» gobernadas por una especie de rey. Tras la intervención de Shamshi-Adad V reyes de origen caldeo se hicieron con el poder en Babilonia. El monarca más importante de esta dinastía fue Nabucodonosor II, quien consiguió la máxima expansión del reino y llevó a cabo un profundo programa constructivo en la ciudad, pero esta dinastía caldea no duró mucho tiempo y el poder volvió a manos asirias bien de manera directa o mediante reyes bajo su influencia.

Fernando

Fernando

Me llamo Fernando Espejel y soy doctor en Estudios del Mundo Antiguo por la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad Complutense de Madrid. Me apasiona todo lo relacionado con la arqueología del Próximo Oriente y he participado en diversos congresos nacionales e internacionales.