El pensamiento científico surgió en Mesopotamia. Curiosamente, fue en el campo de la adivinación —una rama para nada científica— donde primero se generó un espíritu científico que pronto fue aplicado a todas las ciencias.
Los comienzos de las ciencias de la naturaleza y el hombre hay que buscarlos en las listas sumerias. La zoología, la botánica o la mineralogía encuentran su origen en la clasificación de especies o familias realizadas por los escribas sumerios. Durante el II milenio a. C. aparecieron tratados o textos que suponían la aplicación práctica de conocimientos sobre la naturaleza. Por ejemplo, en Ugarit se halló un tratado de medicina veterinaria o en Hattusa se descubrió otro de adiestramiento para los caballos de los carros de guerra.
Durante el I milenio a. C. creció en Mesopotamia el interés por la botánica y la zoología, sobre todo a medida que se dominaban países y paisajes diferentes. Algunos reyes asirios, como Assurnasirpal II, emprendieron repoblaciones importando y aclimatando toda una serie de plantas. Además, también se importaron animales para formar verdaderos parques zoológicos en los que se reconstruyó el medio natural de los animales.
La geografía también emergió de la ciencia de las listas creadas por los escribas mesopotámicos. Los sumerios crearon listas topográficas locales, así c0mo de ríos, regiones países, montañas o canales. Sin embargo, fueron los acadios desde el II milenio a. C. los que ampliaron este tipo de datos a medida que sus conquistas crecían. De todos estos documentos destaca el mapa de Nippur, un mapa grabado en una tablilla de arcilla que recoge de manera precisa la topografía y construcciones de la ciudad.
La medicina por primera vez empezó a basarse en principios lógicos. Los fármacos se basaban en productos naturales y estaba basada en el conocimiento de plantas y minerales, incluso el nombre acadio de muchas plantas fue adaptado posteriormente por los griegos. La magia era un campo dentro del ámbito del exorcista —asipu—, cuyo terreno nunca se confundió con el del médico —asu—.
La profesión de la medicina y la cirugía era tenida en alta estima por la población y se trataba de un oficio distinguido, tal y como sugieren las altas retribuciones estipuladas para los médicos en el Código de Hammurabi. Además, se conservan abundantes textos mesopotámicos relacionados con la medicina.
Con la aparición de los sasánidas en escena las consideraciones religiosas derivadas del mazdehísmo dejaron en un segundo plano a médicos y cirujanos, pasando sus prácticas a estar reservadas casi en exclusiva a especialistas extranjeros.
Los orígenes de la matemática, la geometría o la observación astronómica se remontan a la antigua Mesopotamia. Los escribas orientales fueron capaces de crear una matemática avanzada, hasta el punto que el sistema de cálculo era incluso superior al griego.
Ya en el IV milenio a. C. en Susa y Uruk se utilizaban sistemas numéricos y de medidas en los que se pueden identificar los antecedentes de los sistemas numerales decimal y sexagesimal. Posteriormente, en época histórica el sistema dominante será el sexagesimal. En realidad, se trataba de un sistema difícil de manejar, pero imprescindible en la formación básica de los escribas.
También crearon el álgebra y algunos textos demuestran que conocían el Teorema de Pitágoras, incluso llegaron a la conclusión de la división del círculo en 360º. Para terminar con las matemáticas solo queda mencionar que el sistema de pesos y medidas mesopotámico fue muy estable.
La astronomía se trataba de un conocimiento práctico ligado al calendario y a la astrología. La astronomía consistía una ciencia de observación y una disciplina estrechamente unida a las matemáticas. Por si no lo sabías, nuestra medida del tiempo en horas, minutos y segundos se remonta a esta época.
En cuanto a la tecnología, existía una planificación y una ciencia de la construcción, que es también una evidencia de conocimientos en física. La arquitectura de arcos, bóvedas y cúpulas llegaría a requerir la comprensión de ciertas leyes de resistencia y empujes y la capacidad de seleccionar los materiales más adecuados.
Además, en Oriente se alcanzaron por primera vez los secretos de la metalurgia del cobre, el oro, la plata, el bronce o el hierro, y de las labores de soldadura, granulación, filigrana, martilleado o nivelado.