Robert Koldewey fue un famoso arqueólogo alemán. Excavó en Assos, la isla de Lesbos o Zincirle, pero si por algo es conocido es por haber dirigido las excavaciones en la antigua ciudad de Babilonia durante casi dos décadas. Tras esto fue conservador del Museo de Berlín. ¡Entra y descubre más de Robert Koldewey!
J. G. E. Robert Koldewey nació el 20 de septiembre de 1855 en Blakemburg am Harz. Estudió arquitectura, arqueología e historia del arte en Berlin, Munich y Viena. Sus primeros pasos en la arqueología los dio en Assos en 1882 con 27 años, y tres años después le encontramos excavando en la isla de Lesbos.
Robert Koldewey en Oriente
En 1887 viajó a Babilonia para investigar unos tells cercanos a la antigua ciudad. Entre 1888 y 1891 Koldewey trabajó junto a F. von Luschan en Zincirli, la antigua ciudad aramea de Sam’al. Esta de Zincirli se trató de la primera excavación arqueológica en Oriente en la que se documentó con precisión, descubriéndose una ciudad de pequeñas dimensiones con una muralla circular doble y en su interior se encontraron palacios con grandes esculturas. La mayoría de planos, reconstrucciones y alzados de Zincirli fueron obra de Robert Koldewey.
Robert Koldewey en Babilonia
Entre 1892 y 1893 excavó en el sur de Italia y Sicilia. Y entre 1895 y 1898 fue nombrado profesor de arquitectura en Görlizt, pero al poco tiempo viajó a Babilonia para iniciar las excavaciones. Como director de la misión arqueológica de Babilonia, Robert Koldewey se rodeó de colaboradores especialistas en diferentes disciplinas.
Fueron 18 años trabajando de manera ininterrumpida. Los comienzos fueron difíciles, pero gracias a lo meticuloso del método pronto se comenzaron a obtener unos resultados asombrosos.
Entre los colaboradores de Koldewey se encontraría un joven Walter Andrae, quien posteriormente le sucedería al frente de la excavación en Babilonia y, más tarde, en el Museo de Berlín. Claro que por aquel entonces el discípulo era todavía un joven sin experiencia sobre el que Koldewey escribía a su amigo O. Puchstein que «tenía junto a él a un cándido joven, que no distinguía entre el agujero de un poste y la madriguera de un lobo, pero que pintaba y dibujaba maravillosamente».
Pero durante el tiempo que estuvo en Oriente, no solo estudió las ruinas de la famosa ciudad de Hammurabi o Nabucodonosor. De camino ha Babilonia, Robert Koldewey y su equipo hicieron una parada en Baalbek, donde tenían el encargo de realizar un estudio previo del yacimiento con vistas a una posterior excavación. Mas tarde, cuando ya excavaba en Babilonia, comenzó a excavar y prospectar Birs Nimrud, donde se encontraba las ruinas de la antigua Borsippa.
Debido a las buenas dotes diplomáticas de los alemanes, el káiser Guillermo II acordó personalmente con el sultán la excavación de Assur, la antigua capital de los asirios. En un primer momento el encargado de realizar los sondeos iniciales fue Robert Koldewey, aunque posteriormente la excavación la excavación la dirigiría su alumno más aventajado, Walter Andrae.
La vuelta a Alemania de Robert Koldewey
En 1917, debido a la I Guerra Mundial, Koldewey abandona la excavación de Babilonia y vuelve a Alemania, donde en 1918 se convierte en conservador del Museo de Berlín, a la vez que preparaba las publicaciones de los resultados de sus trabajos en Babilonia. En 1922 se retiró y murió el 4 de febrero de 1925 tras tres años de enfermedad.
Personalidad y carácter de Robert Koldewey
Los testimonios de varios miembros de la misión alemana en Oriente que el propio Koldewey dirigía nos lo muestran como una persona entrañable y con dotes diplomáticas. Era un hombre divertido, gran observador, lo que le permitía darse cuenta de cosas que en un principio pasaban por alto. En este sentido cabe mencionar una visita que hizo a Lagash, excavada por los franceses. Allí, se fijó que el llamado palacio de Gudea, de los ladrillos chorreaban gotas de asfalto usado como mortero, señal de que este no había su lugar original, sino de que habían sido reutilizados. Por tanto, el edificio no era del III milenio a. C. como en un principio habían pensado los franceses.