La religión de Petra

La religión de Petra debió estar influida por el cambio que supuso la sedentarización y la nueva vida urbana y por su contacto con los pueblos vecinos y los conquistadores romanos. Pero en el caso de la conquista de Roma esta no supuso la desaparición total de sus peculiaridades religiosas originales, sino que algunas se conservaron y otras se fusionaron con las nuevas.

La religión de Petra

Características de la religión de Petra

Los habitantes de Petra, los nabateos, eran politeistas. Su panteón estaba formado por numerosos dioses que representaban en forma de betilo, esto es, piedras de carácter sagrado con forma rectangular. Por norma general los tamaños de estas piedras iban desde unos pocos centímetros  hasta más de un metro, no solían tener ninguna imagen y, simplemente, en ocasiones  se les tallaba una base o asiento, conocido como motab, en su parte inferior.

Sin embargo existen excepciones. Algunos de los betilos tenían tallados ojos, nariz o boca, presentando de esta forma unos rasgos antropomorfos muy primarios. Las piedras sagradas o betilos son muy numerosas en la ciudad de Petra, y aparecen talladas en paredes rocosas o en parejas y grupos en algún nicho. Pero no todos los betilos estaban tallados en la roca. También existían piedras sagradas móviles que se transportarían en procesión con ocasión de determinadas celebraciones religiosas.

Los dioses de Petra

De la mayoría de los dioses nabateos solo conocemos su nombre, pero no sus atribuciones. Podemos pensar que el dios principal era Dhusara. Al menos es el que aparece citado en un mayor número de inscripciones y era adorado en todo el reino. Las inscripciones le mencionan en ocasiones como «Dushara y los demás dioses».

Otras inscripciones dejan ver que Dushara estaba relacionado con la familia real de Petra. Es el caso de menciones como «dios de nuestro señor» o «dios de Rabel», este último el nombre de un rey de Petra. En cualquier caso se trata de un dios de la fertilidad, responsable de las lluvias, del ciclo estacional de las plantas y que habita en las monatañas.

Su contrapunto femenino es al-Uzza. Diosa de la fertilidad y de la que se intuye que es la esposa de Dushara, De hecho en ocasiones hay parejas de betilos que se han identificado con al-Uzza y Dushara.

Además de estas dos divinidades principales, el panteón de los nabateos de Petra estaba compuesto por dioses como Allath, la gran diosa de los pueblos árabes; Manat, diosa del mundo de los muertos y el destino o Shay al-Qawn, un dios que protegía las caravanas, aunque hay quien piensa que también tendría connotaciones guerreras.

Por último, aunque no sea un dios propiamente dicho, al menos de nacimiento, la influencia helenística que dejó sentir en Petra propició que los nabateos divinizaran a su rey Obodas, a quien algunas inscripciones se refieren a él como «Obodas el dios» y que tenía un santuario rupestre consagrado a él. Sin embargo, lo que no sabemos es si el resto de monarcas de Petra se divinizaron, ya que el único del que hay constancia es de Obodas.

Los dioses extranjeros de Petra

Junto a los dioses nabateos, en Petra se rendía culto a otras divinidades tomadas de pueblos vecinos. Tal son los casos de la diosa siria Atargatis o la diosa egipcia Isis, esta última representada en el Khazneh o Tesoro del Faraón y de la que se conocen dos santuarios en Petra. En ambos la diosa aparece sentada en un trono junto a una inscripción nabatea que invoca su nombre.

Al igual que en muchas otras zonas en la antigüedad, se produjo en la religión de Petra un proceso de sincretización de ciertos dioses nabateos con otros del panteón griego. Así, Dushara se identificó con Zeus, debido a que se trataba del dios principal, con Dionisio, por su relación con la fertilidad y los ciclos vegetativos, y con Ares, tal vez por homofonía. Del mismo modo, al-Uzza se identificó con Atargatis y Afrodita, la diosa griega de la fertilidad.

La influencia griega también afectó al modo de representar a los dioses. Junto a las piedras sagradas de los betilos aparecerán representaciones antropomórficas de las divinidades.

Los lugares de culto

Al igual que en la representación de dioses, la influencia griega afectó a los templos. Los principales lugares de culto religioso nabateo eran rupestres. De ellos destacaban los llamados «Lugares altos», zonas sagradas ubicadas en las montañas donde en la cima se tallaba una explanada y se situaba el motab donde se colocaba el betilo al que se subía en procesión. Pero con el tiempo, y debido a la influencia mencionada, los nabateos comenzaron a construir templos.

Junto a los «Lugares Altos» y templos, existían en Petra monumentos rupestres de carácter religioso y en ellos se llevaban a cabo cultos de carácter privado. Se trata de pequeños espacios consistentes en nichos con uno o varios betilos en el interior, altares e inscripciones dedicatorias. Estos lugares pertenecían a familias o a bien a asociaciones profesionales  o culturales en los que celebrarían periódicamente ceremonias.

Principales templos de Petra

Aunque posiblemente hubiese más templos en la ciudad, Petra contaba con tres templos principales:

  • Templo de los leones alados
  • Gran Templo
  • Qasr al-Bint Faroun (Palacio de la hija del faraón)

Los tres templos se encontraban en el centro de la ciudad, a ambos lados del wadi Musa y muy juntos entre ellos e ignoramos a que divinidad se rendía culto en su interior. Uno de ellos era el único que se mantenía en pie cuando Burckhardt visitó las ruinas de Petra. Los otros fueron descubiertos en las excavaciones arqueológicas.