El Secreto del Ka: Los Rituales y Creencias Funerarias del Antiguo Egipto

Fernando

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El Secreto del Ka: Los Rituales y Creencias Funerarias del Antiguo Egipto

“¡Oh Egipto, Egipto! No quedaran de sus religiones más que vagos relatos en los que la posteridad ya no creerá, y palabras grabadas en piedra que cuenten tu piedad.”

El Ka y el Ba

Existía la creencia en el Más Allá, y por esta circunstancia era necesaria la conservación del cuerpo, para en su día, poder revivir e iniciar el mágico proceso del camino de la muerte a la vida. En este concepto estaban el Ka y el Ba.

El Ka penetraba en los seres humanos desde el día de su nacimiento y perduraba hasta la eternidad, y el Ba era el símbolo espiritual del movimiento de los difuntos para hacer perdurar el Ka. La pérdida del Ka significaba el fin de la vida, la muerte irreversible y la imposibilidad de poder lograr la “vida eterna”. Por eso nunca se efectuaban incineraciones.

Los enigmáticos obreros de la momificación

Gracias a Herodoto, que nos explica con gran profusión de detalles en su obra Los nueve libros de la historia en el capítulo segundo (Euterpe), conocemos gran parte de las formas de la momificación, que era un complejo ritual ejecutado por los embalsamadores, generalmente gente proscrita, que trabajaban los cadáveres siguiendo determinadas técnicas, en función de la categoría social del difunto.

Existían entre otras, dos categorías bastante especiales: los “parachistas” y los “taricheutas”. Estos singulares personajes habitaban y trabajaban en unos talleres apartados y nauseabundos de las necrópolis.

Los tarichuetas se especializaban en el arte de salar los cuerpos con diversas sustancias. Después, actuaban los parachistas que utilizaban un curioso cuchillo, generalmente hecho de un material denominado Piedra de Etiopía, con el cual practicaban incisiones en los costados y cabeza de los cadáveres, para extraerles determinadas vísceras que posteriormente según las épocas, se guardaban en unos recipientes llamados “Vasos Canopos”.

Una ritual persecución

Una de las etapas más curiosas y enigmáticas de estas ceremonias fúnebres, era la del momento de la finalización del trabajo de los parachistas, que, después de haber practicado las incisiones a los cuerpos, debían de huir de manera ritual de los familiares del difunto, que les arrojaban piedras sin ánimo de dañarlos, a más de imprecaciones, para atraer sobre ellos, desde el cielo, la venganza por sus impuros trabajos mortuorios.

Las Plañideras

Acto seguido del proceso de momificación, tenía lugar el entierro. La momia era introducida en un sarcófago, y este, colocado en un característico carruaje habilitado para estos menesteres, tirado por bueyes, iniciaba y presidía el cortejo fúnebre.

Era entonces, cuando los familiares del difunto siguiendo la tradición, recurrían a las Plañideras, que eran las encargadas de dejar constancia ante la sociedad, del luto y duelo por el que pasaban.

Las plañideras, que eran una casta de mujeres cuyo oficio se transmitía de madres a hijas, iban ataviadas generalmente con un vestido blanco, que en el Antiguo Egipto era también sinónimo de luto. Llevaban los senos al descubierto, el cabello largo y despeinado y caminaban descalzas.

Durante el recorrido fúnebre, manifestaban el dolor mediante lamentos desgarradores y gritos descontrolados, golpeándose el pecho y cubriéndose de polvo la cabeza.

Disponían de repertorios de textos y canticos fúnebres que no dejaban lugar a la improvisación. Eran las cantoras de la diosa Hator y la representaban en sus ceremonias y trabajos.

La Apertura de la boca

Una vez la comitiva llegaba al lugar del entierro, tenían lugar los actos más simbólicos e importantes. Eran las purificaciones de todo cuanto se disponía a sepultar.

El rito de la Apertura de la Boca se componía de setenta y cinco manipulaciones. El encargado de los oficios, no manipulaba solo la boca, sino también los ojos, las orejas y la nariz, con la ayuda de una serie de instrumentos simbólicos.

Este ritual era considerado como fundamental. Se trataba de la recuperación simbólica de los signos vitales del difunto, para que este pudiera acceder al Más Allá.

El protocolo, se fundamentaba en dar un pequeño toque en la boca y en los ojos de las estatuas o las momias de los difuntos, mediante un elemento litúrgico, para así darles vida.

Estos oficios eran ejecutados por una casta de sacerdotes especializados, y generalmente se realizaban cerca de la entrada de la tumba, la cual podía ser una sepultura sencilla, una mastaba o una pirámide, en función de la clase social del extinto.

Se conocen estos enigmáticos procesos a través del Libro de los Muertos, y a través de estas escrituras, se pueden observar diferentes procesos que fueron evolucionando con el paso del tiempo. Esta obra es esencial para poder comprender la hermética cultura egipcia con relación a sus muertos.

  1. https://hazhistoriaonline.com/el-ka-el-ba-y-el-aj-componentes-del-ser-egipcio/
  2. https://es.wikipedia.org/wiki/Ka_(mitolog%C3%ADa)
  3. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/cinco-elementos-espiritu-antiguo-egipto_19865
  4. https://es.wikipedia.org/wiki/Ba_(mitolog%C3%ADa)
  5. https://spain.egypttoursportal.com/blog/civilizacion-de-egipto/simbolos-egipcios-antiguos/
  6. https://www.santilimonche.com/ka-ba-alma-antiguo-egipto/
  7. http://cv.uoc.edu/UOC/a/moduls/90/90_365/web/main/tema1/p_3.html

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Fernando

Me llamo Fernando Espejel y soy doctor en Estudios del Mundo Antiguo por la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad Complutense de Madrid. Me apasiona todo lo relacionado con la arqueología del Próximo Oriente y he participado en diversos congresos nacionales e internacionales.