Las tumbas de los reyes de Asiria

El descubrimientos de las tumbas de los reyes de Asiria

Las tumbas de los reyes de Asiria

En la parte sur del Palacio Antiguo de Assur el 15 de noviembre de 1912, Walter Andrae y su equipo descubrieron unas tumbas subterráneas que, en su día, contendrían los cuerpos de varios reyes asirios. Lógicamente, en un principio los arqueólogos no sabían que se trataba de la tumba de los reyes, pero un años más tarde, los excavadores ya hablaban sin temor a equivocarse de hipogeos reales, incluso mencionando los reyes allí enterrados.

Se trataba de un panteón real, una construcción única hasta el día de hoy, en la que habían recibido sepultura reyes como Assurnasirpal II. Los hipogeos de los reyes de Asiria se encontraban bajo el pavimento de un patio meridional, pero justo pegados al muro que delimita las habitaciones 23 a 27 del Palacio Antiguo por el lado sur. A las tumbas de los reyes de asirios se accedía a través de una escalera y rampa accesible desde la habitación 23.

Publicaciones de las tumbas reales de Assur

Walter Andrae dio a conocer tal descubrimiento en la obra «Das wiedererstandene Assur«, aunque la memoria final del hallazgo de las tumbas la realizó A. Haller dentro de un monumental estudio sobre la arquitectura funeraria de Assur titulado «Die Gräber und Grüfte von Assur» publicado en Berlín en el año 1954. Comparando los dos trabajos se puede comprender la naturaleza de estos espacios funerarios reales. En los últimos años, el conocido como «Assur Projekt» inició una nueva una nueva investigación sobre los hipogeos reales de Assur.

Los hipogeos de los reyes asirios

Desde la habitación 23 del antiguo palacio, a través de una galería de rampas y escaleras se accedía al suelo más alto del complejo, del que a su vez se descendía a otras estancias donde se encontraban los hipogeos, probablemente construidos a cielo abierto con muros y bóvedas de ladrillo rellenos con tierra y sellados con el pavimento del patio del palacio.

A través de la galería de acceso se llegaba al Hipogeo I, el cual tenía unas dimensiones de 3,04 m de ancho por 4,88 m de largo. Estaba muy mal conservado, aunque en las paredes laterales se podían distinguir nichos para la colocación de lámpara funerarias, los suelos de losas de basalto de las que una parte habían sido robadas. En su interior se conservaba restos de un sarcófago y una inscripción, pero no se sabe quien fue enterrado allí.

Al Hipogeo II se llegaba a través de una rampa que salía del fondo de la galería del Hipogeo I. De la puerta del Hipogeo II solo se conservaban fragmentos, la cámara medía 3,40 m de ancho por 8,96 m de largo, con un pavimento formado por dos capas de ladrillo y con un nicho en los muros. En este hipogeo fue enterrado en un sarcófago de basalto de 92 cm de altura y de 14 a 20 cm de grosor el rey Shamshi Adad V, que reino entre los años 823 y 811 a. C.

Frente a la entrada del Hipogeo II salía una escalinata que daba acceso al Hipogeo III, donde en un sarcófago de caliza perfectamente conservado fue enterrado el rey mediosirio Assur-bel-kala. Este hipogeo medía 3,60 m. de ancho por 6,60 de largo.

El Hipogeo IV no se comunicaba con ninguna de las otras cámaras funerarias, sino que tenía su propia entrada independiente a través de unas escaleras y es el enterramiento real del que menos datos se pudieron obtener.

Pero la más famosa de las tumbas reales de Assur es el Hipogeo V, donde fue enterrado Assurnasirpal II. A este hipogeo se accedía por un largo pasillo con una rampa muy pronunciada que partía de la galería principal. Al fondo del pasillo, una hoja de piedra que hacía de puerta de la cámara funeraria de 3,75 m. de ancho y 7,30 m. de largo. Esta estancia contenía inscripciones del monarca y un sarcófago tallado en un solo bloque de basalto con unas dimensiones de 3,95 m de largo por 1, 85 m de ancho. Los muros de la cámara tenían un zócalo de losas de basalto, mismo material del pavimento del suelo y nichos en los que se colocaron lámpara con forma de águila.

Este Hipogeo V sería después reconstruido en el Museo de Pérgamo de Berlín.

El Hipogeo VI no fue excavado.

Conclusiones sobre las tumbas de los reyes asirios

Estas de la ciudad de Assur son las únicas tumbas conocidas de los reyes de Asiria. No podemos saber si el resto de monarcas también se enterraron en el palacio o en sus proximidades, aunque los investigadores piensan que es muy posible que existan otras tumbas en el palacio antiguo en lugares ocultos. Lo que sí que observamos, al menos en estos casos atestiguados, es que los monarcas preferían enterrarse cerca del lugar en el que habían vivido.

Tampoco sabemos mucho sobre los ritos que se siguieron en estos enterramientos, aunque una tablilla encontrada hace unas décadas decía lo siguiente:

Al padre, mi engendrador, en regio aceite he dejado yo respetuosamente en aquella secreta tumba. He sellado la entrada al sarcófago, su última morada, con duro bronce y lancé para ello un poderoso conjuro. Objetos de oro y plata, toda cosa digna de una tumba, los emblemas de la realeza que el usó, los he mostrado a Shamash y colocado con mi padre en la tumba. He ofrecido ofrendas a los magníficos Annunnaki y a los espíritus que moran en el mundo inferior

A finales de la década de los 80, la Dirección de Antigüedade de Iraq comenzó a excavar las tumbas de las reinas de Asiria en Nimrud, de las que sí podemos obtener más información sobre el ritual seguido

En cualquier caso no tenemos ninguna evidencia de estas ofrendas y ajuares en Assue, pues las tumbas fueron saqueadas en la antigüedad y ni siquiera se encontró el cuerpo de los monarcas. Para Walter Andrae, las tumbas habrían sido saqueadas por los medos cuando asaltaron la ciudad en el 614 a. C.