Documentada en el III milenio a. C. en las fuentes bajo el nombre de Tadmor, Palmira se desarrolló como un reino árabe del desierto hasta la ocupación romana, cuando siguió manteniendo cierta independencia, sin embargo su máximo esplendor lo alcanzará a partir del siglo III con personajes como la reina Zenobia.
La historia de Palmira antes de la dominación romana
Palmira, la antigua Tadmor, ya debía existir en la segunda mitad del III milenio a. C., pues aparece mencionada en tablillas del archivo de esta ciudad. En el el II milenio a. C. Tadmor también es citada en documentos del archivo de Mari, en donde se deduce que Tadmor era un importante centro comercial de la región.
Ya en el I milenio a. C. Tadmor seguía siendo una ciudad independiente y desde el siglo III a. C. vivirá su máximo esplendor gracias a que una de las rutas que la atravesaba se convirtió en crucial para conectar el Mediterráneo con Mesopotamia.
El idioma, al igual que en todo el Próximo Oriente durante el I milenio a. C. era el arameo. Los habitantes de Tadmor eran arameos y árabes, seguían las costumbres persas y romanas y su principal actividad económica era el comercio. Por aquel entonces convivían dos sistema de escritura: una cuneiforme característico de Mesopotamia y otra cursiva.
Palmira y Roma
En el año 64 a. C. Sertorio creó la provincia romana de Siria, sin embargo Palmira siguió manteniendo su independencia y no fue integrada en ella. Posteriormente, en el 41 a. C., Marco Antonio intentó sin fortuna tomar la ciudad y no sería hasta el 17 a. C. cuando Germánico consiguió incorporarla a los dominios romanos.
A pesar de ello Palmira debió conservar autonomía en algunas cuestiones, tal y como parece indicar que mantuviese una capacidad militar propia. Además se comportaba como una especia de policía del desierto. En el 75 d. C. Vespasiano construyó una vía que conectaba Palmira con Sura, una ciudad al sur de Babilonia que se convertiría en un importante centro de estudios de la Torá.
Sería en el 106 d. C., cuando tras la incorporación del reino nabateo de Petra al Imperio Romano por parte de Trajano cuando Palmira sustituya a la anterior como principal centro árabe en Oriente y aumente aún más su actividad comercial.
En el 129 Adriano le concedió el estatuto de ciudad libre, pasándose a llamar Palmira Adriana. Más tarde Septimio Severo o Caracalla, según la fuente consultada, le concederían el estatuto de colonia romana, lo que traía aparejado la exención de impuestos. Pero a partir de estos momentos, la ocupación del Éufrates y el Tigris por los sasánidas disminuiría la actividad comercial y la riqueza de Palmira.
La reina Zenobia
En el siglo III aparece en la historia de Palmira una mujer que según las fuentes era de una belleza extraordinaria, Zenobia. Hija de Julio Aureliano, el gobernador de la ciudad, Zenobia se casó con Septimio Ordenato, quien con el tiempo se convertiría en gobernador de Oriente.
Según la leyenda Zenobia descendía de Cleopatra, pero es poco lo que sabemos con seguridad de su vida. Parece ser que tuvo como consejero a Casio Longino, un escritor y erudito griego que le ayudaría a tomar las decisiones más complicadas.